Su estratégica ubicación, marcando la línea divisoria que separa Europa de África, la hacen una ciudad especial. De hecho Tánger puede presumir de ser la fachada que Marruecos muestra al mundo. Se trata de una ciudad cosmopolita con un cierto aire de decadencia que la hacen singular. Al ser una ciudad de paso, Tánger ha gozado siempre de fama de ciudad peligrosa, pero lo cierto es que en los últimos tiempos la criminalidad ha disminuido.
Ciudad con un gran legado cultural, por ella han pasado distintas civilizaciones, como los fenicios, los visigodos y romanos, hecho que se percibe cuando paseas por sus ajetreadas calles. Tánger siempre ha presumido de ser una ciudad de paso. De paso para quienesvisitan el continente africano y de paso para quiene pretenden ir hasta Europa en busca de una vida mejor. No en vano. el paso del estrecho es uno de los puntos más transitados por la inmigración ilegal. Cada añoo las autoridades interceptan alrededor de 20.000 inmigrantes que tratan de llegar a España.
Últimamente Tánger está resurgiendo gracias a los negocios. Por sus calles proliferan las tiendas de todo tipo, con sus ávidos comerciantes dispuestos a vender todo a los turistas que la visitan cada año. Se podría decir que toda la ciudad es un gran negocio, del que los estafadores y buscavidas no han desparecido, pero lo cierto es que la ciudad respira aires más tranquilos de los de antaño.
Pese a el problema de la inmigración y pese a que en la ciudad abundan los carteristas y guias no oficiales, Tánger es una ciudad que merece la pena visitar. Tal vez no enganche a primera vista, pero sus aires cosmpolitas y el encanto de su medina hacen que tenga algo especial.
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