Fez es la más grande de la ciudades imperiales y, sin lugar a dudas, la más bulliciosa. Cuando traspasas la puerta principal de su medina medieval te transportas, automáticamente a otro mundo. Un mundo lleno de estrechas callecitas que van a dar a zocos, plazas sin salida, escuelas coránicas, barrios de curtidores y mezquitas que se camuflan entre las casas colindantes. Aquí, vendedores y guías no oficiales te acapararán a cada paso. Pero ten paciencia, al fin y al cabo esto forma parte de su encanto.

Perderse por sus callejones, regatear en los zocos de piel o de artesanía o disfrutar de un buen te a la menta o de uno de sus empalagosos pastelitos es casi obligado en tu visita a Fez. La ciudad dispone de muchos alojamientos pero hay que tener cuidado ya que muchos, sobretodo los que se sitúan en el interior de la medina, no cuentan con demasiadas condiciones higiénicas. Además Fez ofrece muchos restaurantes donde degustar un buen cuscús tradicional. Pero si el bullicio de Fez te resulta agotador, mejor guarda unos días para relajarte en Mequínez, una de las ciudades imperiales de Marruecos menos visitada y no por ello menos bella. De hecho posee el mismo encanto de Fez, con la particularidad de ser más tranquila, hecho que seguro que hace que disfrutes más de tu estancia.